Brasil
como destino
Mario Valero Martínez / @mariovalerom
Todos
los días se leen frases similares en las infelices declaraciones de los
dirigentes gubernamentales venezolanos. La diplomacia dejó de ser virtud y
necesidad democrática; no hay límites, lo significativo es soltar algo
retumbante para acaparar titulares en noticieros, demostrar radicalidad y sobre
todo ocultar lo sustancial. Así son los modos y las modulaciones de la
Canciller de Venezuela en sus encadenados insultos; recién ha dicho que “Brasil
es una vergüenza mundial”. El desatino no deja de causar asombro puesto que,
dejando de lado las agrias relaciones que ahora existen entre ambos gobiernos,
la generalización es odiosa, impertinente. Ese despreciativo término no lo
merece el territorio del autor de La
desaparición de la Santa, Jorge Amado, o del creador del poema Muerte y vida severina, João Cabral
de Melo Neto,
tan sólo por citar a dos figuras literarias del vecino país. Es injusto
calificativo para las gentes en las calles de Belem, Río de Janeiro, Belo
Horizonte ciudad de los afectos personales, o cualquier otro rincón de su
enorme y diversa geografía.
Sí
es injusta la injuria de la Canciller al referirse a Brasil, también es
inaceptable agravios semejantes para Venezuela y los venezolanos, aunque
tengamos un gobierno ruin que empobreció al país a tal extremo que empujó a
muchas familias al desesperado rebusque de los desperdicios de comida en la
basura y en otros casos a tomar la decisión de arriesgarse a probar suerte en
otros lugares explorando alguna oportunidad para un vivir un poco mejor, tal
como ocurre al elegir al fronterizo Brasil como destino.
La
delimitación entre ambos territorios es de 2.199 kilómetros de longitud, del
lado venezolano se encuentran los estados Bolívar y Amazonas colindantes al
otro lado con Roraima y Amazonas. La principal movilidad transfronteriza se
establece ente los municipios Gran Sabana y Pacaraima, concretamente entre las
localidades de Santa Elena de Uairen y Pacaraima, capitales municipales; es
igualmente un paso fronterizo para las rutas de servicios de transporte público
y privado que abarca el eje Puerto Ordaz-Ciudad Bolívar y Boa vista-Manaos, asimismo
tiene destacada importancia en el intercambio del comercio binacional. Y, ahora,
es ruta seleccionada por los emigrantes venezolanos que intentan adentrarse en
el vecino país.
Aunque
con escasa difusión en Venezuela, la creciente presencia de venezolanos
fundamentalmente en los estados Roraima y Amazonas ha causado intensas polémicas
entre detractores y defensores, gente solidaria. Los datos suministrados por el
Comité Nacional para los Refugiados del Ministerio de Justicia de Brasil
indican que para el año 2015 se registraron 341 venezolanos solicitando el
estatus de refugiado, un año después la cifra se incrementó a 3.375 peticiones;
se informa que para el 2016 los venezolanos ocuparon el primer lugar en
demandas de refugio, seguidos por cubanos y angoleños; igualmente se señala que
ese año se contabilizaron un total de 10.300 solicitudes de refugio para el
vecino país, tres de cada diez peticiones las hicieron ciudadanos
venezolanos.
Hay
aspectos singulares detectados en esta movilidad transfronteriza y es que un
porcentaje significativo de los migrantes viven en improvisados refugios de los
entornos urbanos y en precarias condiciones; de igual manera las informaciones
recabadas señalan que de los 177 venezolanos registrados en condiciones
ilegales en Manaos, 95% pertenecen al grupo indígena Waraoo, muchos deambulan
por las calles de la ciudad pidiendo limosna; nada distinto a lo visto en las
calles de Puerto Ordaz, San Félix, Ciudad Bolívar o cualquier ciudad cercana a
los asentamientos indígenas.
La
dura decisión de marcharse y optar por morar aunque sea en un refugio, es la
demostración palmaria de profunda crisis y de las penurias padecidas en el
lugar de origen. Pero la Canciller y en general el gobierno venezolano desvían
la mirada del espeso drama que cruza las fronteras. Sí espeso. Como escribió João Cabral de Melo Neto en su poesía titulada Can sin plumas: Espeso / como una manzana es espesa. / Como una manzana / es mucho
más espesa / si un hombre la come / que si un hombre la ve. / Como es aún mucho
más espesa / si el hambre la come. / Como es aún mucho más espesa / si no la
puede comer / el hambre que la ve.
Este artículo de opinión fue
publicado en Diario La Nación, Táchira-Venezuela el 23/03/2017
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