sábado, 25 de marzo de 2017

Brasil como destino
Mario Valero Martínez / @mariovalerom

                            
Todos los días se leen frases similares en las infelices declaraciones de los dirigentes gubernamentales venezolanos. La diplomacia dejó de ser virtud y necesidad democrática; no hay límites, lo significativo es soltar algo retumbante para acaparar titulares en noticieros, demostrar radicalidad y sobre todo ocultar lo sustancial. Así son los modos y las modulaciones de la Canciller de Venezuela en sus encadenados insultos; recién ha dicho que “Brasil es una vergüenza mundial”. El desatino no deja de causar asombro puesto que, dejando de lado las agrias relaciones que ahora existen entre ambos gobiernos, la generalización es odiosa, impertinente. Ese despreciativo término no lo merece el territorio del autor de La desaparición de la Santa, Jorge Amado, o del creador del poema Muerte y vida severina, João Cabral de Melo Neto, tan sólo por citar a dos figuras literarias del vecino país. Es injusto calificativo para las gentes en las calles de Belem, Río de Janeiro, Belo Horizonte ciudad de los afectos personales, o cualquier otro rincón de su enorme y diversa geografía.
                
Sí es injusta la injuria de la Canciller al referirse a Brasil, también es inaceptable agravios semejantes para Venezuela y los venezolanos, aunque tengamos un gobierno ruin que empobreció al país a tal extremo que empujó a muchas familias al desesperado rebusque de los desperdicios de comida en la basura y en otros casos a tomar la decisión de arriesgarse a probar suerte en otros lugares explorando alguna oportunidad para un vivir un poco mejor, tal como ocurre al elegir al fronterizo Brasil  como destino. 
                
La delimitación entre ambos territorios es de 2.199 kilómetros de longitud, del lado venezolano se encuentran los estados Bolívar y Amazonas colindantes al otro lado con Roraima y Amazonas. La principal movilidad transfronteriza se establece ente los municipios Gran Sabana y Pacaraima, concretamente entre las localidades de Santa Elena de Uairen y Pacaraima, capitales municipales; es igualmente un paso fronterizo para las rutas de servicios de transporte público y privado que abarca el eje Puerto Ordaz-Ciudad Bolívar y Boa vista-Manaos, asimismo tiene destacada importancia en el intercambio del comercio binacional. Y, ahora, es ruta seleccionada por los emigrantes venezolanos que intentan adentrarse en el vecino país.

Aunque con escasa difusión en Venezuela, la creciente presencia de venezolanos fundamentalmente en los estados Roraima y Amazonas ha causado intensas polémicas entre detractores y defensores, gente solidaria. Los datos suministrados por el Comité Nacional para los Refugiados del Ministerio de Justicia de Brasil indican que para el año 2015 se registraron 341 venezolanos solicitando el estatus de refugiado, un año después la cifra se incrementó a 3.375 peticiones; se informa que para el 2016 los venezolanos ocuparon el primer lugar en demandas de refugio, seguidos por cubanos y angoleños; igualmente se señala que ese año se contabilizaron un total de 10.300 solicitudes de refugio para el vecino país, tres de cada diez peticiones las hicieron ciudadanos venezolanos. 

             
Hay aspectos singulares detectados en esta movilidad transfronteriza y es que un porcentaje significativo de los migrantes viven en improvisados refugios de los entornos urbanos y en precarias condiciones; de igual manera las informaciones recabadas señalan que de los 177 venezolanos registrados en condiciones ilegales en Manaos, 95% pertenecen al grupo indígena Waraoo, muchos deambulan por las calles de la ciudad pidiendo limosna; nada distinto a lo visto en las calles de Puerto Ordaz, San Félix, Ciudad Bolívar o cualquier ciudad cercana a los asentamientos indígenas.
                
La dura decisión de marcharse y optar por morar aunque sea en un refugio, es la demostración palmaria de profunda crisis y de las penurias padecidas en el lugar de origen. Pero la Canciller y en general el gobierno venezolano desvían la mirada del espeso drama que cruza las fronteras. Sí espeso. Como escribió João Cabral de Melo Neto en su poesía titulada Can sin plumas: Espeso / como una manzana es espesa. / Como una manzana / es mucho más espesa / si un hombre la come / que si un hombre la ve. / Como es aún mucho más espesa / si el hambre la come. / Como es aún mucho más espesa / si no la puede comer / el hambre que la ve.

Este artículo de opinión fue publicado en Diario La Nación, Táchira-Venezuela el 23/03/2017
Las fotos de estas publicaciones pertenecen al archivo fotográfico MVM

           

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