El
destructivo arco minero del Orinoco
Mario Valero Martínez / @mariovalerom
Es un río imponente,
observado desde sus orillas se vislumbra un panorama de infinito horizonte,
navegar por su aguas despierta una sensación indescriptible; con razón este río
ha sido el atractivo permanente de viajeros y exploradores. Alejandro Von
Humboldt escribió en Viajes a las Regiones Equinocciales “…estos rasgos
inciertos de paisaje, ese carácter de soledad y grandeza, son peculiares del
río Orinoco, uno de los ríos más majestuosos del mundo”. Es en verdad un
prodigio de la naturaleza venezolana. Y junto al río Orinoco, desde su
nacimiento en el cerro Delgado Chalbaud en el estado Amazonas en la frontera
con Brasil, se configura un extenso paisaje de maravillosa biodiversidad, con atractivos
naturales protegidos a través de las figuras de parques nacionales, reservas
forestales, monumentos naturales y hábitat de ancestrales comunidades
indígenas.
La importancia de ese
ámbito paisajístico se ha inventariado en muchos trabajos académicos e informes
técnicos que destacan y claman por su protección geocultural y ambiental;
sugerimos, por ejemplo, la lectura de los trabajos publicados en Geo-Venezuela,
editado por la Fundación Polar.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhy4JlfTxp-PH853wNptVbvwqMArwFG9VDVU9cB1Vjho-f88ycXomspzj0318OGtSl8biMUQNT167aqIN9fyR8Xg666XW7fE4lJbURuAxpc3gI0dZZcRlopANp_cX3kfYJs4L7obIVn1_4/s200/Gran+Sabana.jpg)
En contraste, como se
ha denunciado desde décadas una parte de este vasto territorio, especialmente en
el estado Bolívar, ha estado sometido a las constantes y crecientes amenazas
del negativo impacto que se desprende de la actividad minera ilegal. Hoy la
fiebre del oro y otros apetecidos minerales como el coltan se ha incrementado
exponencialmente. Innumerables voces han advertido sobre el peligroso avance
en el deterioro de reservas forestales, fuentes hídricas, fauna silvestre, asimismo
sus efectos sobre la vida humana. Por ejemplo, se alerta sobre la nociva
invasión y explotación minera en la cuenca hidrográfica del río Caura, el grave
impacto ambiental en El Callao, tan solo para mencionar un par de lugares
asechados por una destructiva actividad que se expande brutalmente. La muerte
también ronda en estas zonas, la que genera el uso inadecuado del mercurio,
pero también las originadas en los enfrentamientos de bandas criminales por el
control minero; para muestra reciente, el pasado 5 de octubre se denunció otro
acto terrorífico, esta vez en la mina Nuevo Callo fueron asesinadas once
personas. Es el otro horror detrás de las minas.
En décadas pasadas se
criticaron los desaciertos gubernamentales por las ineficaces medidas para la
contención destructiva de esta actividad minera, hoy no es diferente pero con
un agravante, el gobierno nacional oficializa el deterioro ambiental. Sólo hay
que leer el Decreto de Creación de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional
“Arco Minero del Orinoco” para corroborar el exabrupto; hasta título del
decreto 2.248 indigna y el artículo 2 que delimita la poligonal de una zona de
111.843,70 km2 para la explotación minera, escudados en la soberanía
nacional, la sustentabilidad y la transición del “rentismo” petrolero, aterra.
Unos detalles
adicionales que merecen especial comentario. Entre los postulados fundamentales
que rigen el decreto y en nombre de una supuesta ética socialista se propone la
protección y respeto de los pueblos y las comunidades indígenas así como la
participación del poder popular; la paradoja, los indígenas no fueron
consultados y se desconoce el articulado constitucional en la delimitación de sus
prometidos territorios ancestrales; en cuanto a la participación del poder
popular es pura y dura demagogia. Esto se evidencia en el antidemocrático artículo
25 del nefasto Decreto 2.248 al señalar que “ningún interés particular,
gremial, sindical, de asociaciones o grupos, o sus normativas prevalecerá sobre
el interés general en el cumplimiento del objetivo contenido en el presente
decreto”. En esencia se reprime y liquida cualquier preocupación ciudadana por
los efectos de esta explotación minera. Y no conforme con esto, las amenazas
ante cualquier protesta también se oficializan en este artículo. El
eco-socialismo asoma sus garras depredadoras.
Publicado
en Diario La Nación Táchira-Venezuela 13/10/2016
Fotos: Archivo MVM
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