miércoles, 2 de noviembre de 2016

El chantaje y la bolsa de mercado
Mario Valero Martínez /@mariovalerom

            La búsqueda del bienestar es inherente a la condición humana, permanentemente exploramos las vías para alcanzar una mejor calidad de vida. Confiamos en nuestras capacidades individuales y configuramos organizaciones socio-espaciales y territoriales para optimizar nuestras oportunidades donde lo público y lo privado tienen definidos y complementarios ámbitos funcionales; en esencia también construimos espacios culturales de prevaleciente respeto a la pluralidad, la diversidad, la tolerancia y la solidaridad. En estos contextos los derechos humanos se han convertido en pilares fundamentales de la convivencia ciudadana y la imperfecta democracia en la adecuada forma de gobierno que posibilita dirimir nuestras diferencias sociopolíticas. 

         Lamentablemente este ideario se ha pulverizado en la Venezuela del siglo XXI. Hoy somos un país con profundas heridas, frágiles paisajes y pobreza cotidiana; este es el resultado de casi dos décadas de Revolución Bolivariana dirigida por una casta gobernante que se desplaza aceleradamente del autoritarismo hacia formas dictatoriales en el ejercicio del poder.  El desconocimiento del voto ciudadano que optó por elegir a una mayoría opositora en la Asamblea Nacional, la negación al derecho de expresarse en el constitucional referendo revocatorio convocado para este año 2016, el férreo y servil control de instituciones como el Tribunal Supremo de Justicia y el Consejo Nacional Electoral, son expresiones contundentes del atajo asumido; no es casualidad que ahora, sin rubor, los jefes cívico-militares revolucionarios le asignen poca importancia a los procesos electorales.

Pero hay frecuentes actos paralelos y suplementarios insoportables que confirman la naturaleza de la casta gobernante. No se trata sólo de la ruina del país, la corrupción, la represión o el incremento de la pobreza en todos los ámbitos de nuestras rutinas diarias, se trata de la profunda humillación que los operadores gubernamentales ejercen sobre la gente desesperada que acude a los espacios del mercadeo seleccionados para la venta algún producto regulado. No basta con el sometimiento  a las denigrantes colas, ni el engaño ofertado en las bolsas de mercado controlado por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), total la revolución es un comprobado timo; ahora sin tapujos y en los escenarios callejeros de obligada asistencia, los voceros gubernamentales utilizan el chantaje como mecanismo intimidatorio dirigido a quienes se benefician de las maltrechas misiones gubernamentales; sin disimulo el actual Ministro de Transporte y Obras Publicas vocifera en un acto público de su partido: “Escuálido y que firme (se refiere al referendo revocatorio) que se olvide del CLAP, …, y no lo queremos en la cola, que se olvide de la Misión Vivienda, que se olvide del Barrio Tricolor”. El personaje en cuestión reincide en estas artimañas sin inmutarse al violar los derechos humanos.

No son nuevas esas actitudes, durante estos años de Revolución Bolivariana se ha impuesto el chantaje como práctica política, lo novedoso en esta ocasión es que no son insinuaciones o discursos amenazantes en reuniones cerradas para amedrentar a empleados públicos, ahora se hace a cielo abierto. Esa es parte de la menguada fortaleza que les queda a un puñado de sujetos que se consideran dueños del país. Ya ni siquiera actúan como caporales, sencillamente muestran los rostros perversos sin la mascarada democrática.
           
         Estamos urgidos de un gobierno decente que borre del territorio venezolano cualquier chantaje envuelto en las bolsas del humillante mercado. Y aunque es un lugar común señalar que “la riqueza de una nación está en su gente”, sin embargo, en este espinoso camino por el que atravesamos habría que rescatar esa trillada aseveración e incorporarla hasta en nuestro quehacer cotidiano, para que sirva como un aliciente en la revalorización de nuestras capacidades individuales y contribuya a la necesaria reconstrucción del país. 


Este artículo fue publicado en Diario La Nación, Táchira-Venezuela el 27/10/2016 http://lanacionweb.com/columnas/opinion/el-chantaje-y-la-bolsa-de-mercado/

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