El chantaje y la bolsa de mercado
Mario Valero
Martínez /@mariovalerom
Lamentablemente este ideario se ha
pulverizado en la Venezuela del siglo XXI. Hoy somos un país con profundas
heridas, frágiles paisajes y pobreza cotidiana; este es el resultado de casi
dos décadas de Revolución Bolivariana dirigida por una casta gobernante que se
desplaza aceleradamente del autoritarismo hacia formas dictatoriales en el
ejercicio del poder. El desconocimiento
del voto ciudadano que optó por elegir a una mayoría opositora en la Asamblea
Nacional, la negación al derecho de expresarse en el constitucional referendo
revocatorio convocado para este año 2016, el férreo y servil control de
instituciones como el Tribunal Supremo de Justicia y el Consejo Nacional Electoral,
son expresiones contundentes del atajo asumido; no es casualidad que ahora, sin
rubor, los jefes cívico-militares revolucionarios le asignen poca importancia a
los procesos electorales.
Pero
hay frecuentes actos paralelos y suplementarios insoportables que confirman la
naturaleza de la casta gobernante. No se trata sólo de la ruina del país, la
corrupción, la represión o el incremento de la pobreza en todos los ámbitos de
nuestras rutinas diarias, se trata de la profunda humillación que los operadores
gubernamentales ejercen sobre la gente desesperada que acude a los espacios del
mercadeo seleccionados para la venta algún producto regulado. No basta con el
sometimiento a las denigrantes colas, ni
el engaño ofertado en las bolsas de mercado controlado por los Comités Locales
de Abastecimiento y Producción (CLAP), total la revolución es un comprobado
timo; ahora sin tapujos y en los escenarios callejeros de obligada asistencia,
los voceros gubernamentales utilizan el chantaje como mecanismo intimidatorio
dirigido a quienes se benefician de las maltrechas misiones gubernamentales; sin
disimulo el actual Ministro de Transporte y Obras Publicas vocifera en un acto
público de su partido: “Escuálido y que firme (se refiere al referendo
revocatorio) que se olvide del CLAP, …, y no lo queremos en la cola, que se
olvide de la Misión Vivienda, que se olvide del Barrio Tricolor”. El personaje en
cuestión reincide en estas artimañas sin inmutarse al violar los derechos
humanos.
No
son nuevas esas actitudes, durante estos años de Revolución Bolivariana se ha
impuesto el chantaje como práctica política, lo novedoso en esta ocasión es que
no son insinuaciones o discursos amenazantes en reuniones cerradas para
amedrentar a empleados públicos, ahora se hace a cielo abierto. Esa es parte de
la menguada fortaleza que les queda a un puñado de sujetos que se consideran
dueños del país. Ya ni siquiera actúan como caporales, sencillamente muestran los
rostros perversos sin la mascarada democrática.
Estamos urgidos de un gobierno
decente que borre del territorio venezolano cualquier chantaje envuelto en las
bolsas del humillante mercado. Y aunque es un lugar común señalar que “la
riqueza de una nación está en su gente”, sin embargo, en este espinoso camino
por el que atravesamos habría que rescatar esa trillada aseveración e
incorporarla hasta en nuestro quehacer cotidiano, para que sirva como un
aliciente en la revalorización de nuestras capacidades individuales y contribuya
a la necesaria reconstrucción del país.
Este artículo fue publicado en Diario La Nación,
Táchira-Venezuela el 27/10/2016 http://lanacionweb.com/columnas/opinion/el-chantaje-y-la-bolsa-de-mercado/
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