Discurso oportuno
Mario
Valero Martínez / @mariovalerom
Cohabitamos
con ese torbellino de mensajes circulando por las redes sociales que, en ciento
cuarenta caracteres y en audios de variopintas especies, invaden los espacios
virtuales venezolanos. Algunos están muy bien elaborados, aunque eso no
significa que siempre digan la verdad, otros son francamente patéticos, simples
chapuzas. Hay quienes alterados y alertados, sin discernir ni confirmar, dan
por válida y consumen toda información recibida sobre acontecimientos reales o
ficticios. Total poco importa su naturaleza, se ha leído el mensaje que da
regocijo momentáneo a la emocionalidad, aunque en corto tiempo o al día
siguiente la realidad lo desmienta. Pero no habrá tiempo para rectificar, en lo
inmediato circularán otros mensajes acordes con las deseos e ilusiones de sus
receptores, compitiendo fuertemente con la información veraz de los hechos o
situaciones ocurridas.
Esto
no implica en modo alguno negar la importancia o despotricar sobre utilidad de
las redes sociales, sin duda eso no está en discusión, pues constituyen un gran
avance como medios facilitadores en las intercomunicaciones humanas. Sin
embargo, ha surgido un complejo debate en la forma y el fondo de comunicar los
acontecimientos y las distorsiones que en muchos casos contiene. Este especializado
tema ha sido abordado con rigurosidad
por Jorge Moret, profesor e investigador de la Universidad de Los Andes, doctor
en Comunicación y Sociología, en su discurso con motivo de la sesión solemne
del Consejo Municipal de San Cristóbal, a propósito del día del periodista y de
la entrega de los premios J.J. Mora Figueroa 2017. Y bien vale comentar un par de ideas de ese
oportuno discurso en estos tiempos de profunda crisis venezolana donde
proliferan las amenazas gubernamentales de censuras y muchos ceden con la
autocensura.
En
un primer plano el discurso aborda el dilema entre periodismo, redes sociales y
la información, para posteriormente, adentrarse en “los síntomas que están
produciendo una enfermedad degenerativa en el periodismo: la posverdad”; luego
de citar y analizar a varias fuentes bibliográficas, aclara que se trata entre
otros aspectos de “la proliferación de noticias falsas por Internet, a
comentarios insultantes que rozan la difamación volcados todos los días en las
plataformas de comunicación on line, y al descredito de las instituciones a
través de comentarios- muchas veces anónimos”
Estos criterios también marcan las pautas en las
redes sociales venezolanas con sus intensos laboratorios de los más variados
intereses, que apelan a la acomodaticia retórica emocional para repetir lo que
sus seguidores quieren escuchar, no importa cuán alejados estén de la verdad.
Afortunadamente ese perverso uso de las redes se contrarresta constantemente en
las crecientes plataformas de información digital que abordan con alto grado de
veracidad los distintos acontecimientos nacionales. Por esta razón Moret señala
que el “reto para el periodismo hoy es establecer que papel desempeñan las
organizaciones periodísticas en el discurso público. Porque la verdad es una
lucha. Pero la lucha vale la pena: los valores de las noticias tradicionales
son importantes, porque importan y vale la pena defenderlos: la revolución
digital ha significado que los periodistas,…, son más responsables ante su
audiencia”. Para Finalmente llamar la atención sobre otros grandes retos, como
son la formación de un público informado y activo, así como la necesidad de
contribuir a la construcción de un nuevo modelo de convivencia en el país.
Aunque
el discurso está dirigido especialmente al ámbito periodístico, quienes
trabajamos en otros escenarios, pero que estamos habidos de la información
diaria y veraz, agradecemos estas y otras precisiones, convencidos que hoy son
fundamentales para la comprensión de las prácticas socioespaciales que son tan
necesarias para entender la cruda realidad venezolana.
Este artículo de opinión fue publicado en
Diario La Nación-Táchira, Venezuela, el 27/10/2017
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