Tarjeta, identidad y fronteras
Mario Valero
Martínez
Algunos escenas previas a
la reapertura de las fronteras entre Venezuela y Colombia dejaron en evidencia
el rotundo fracaso de las políticas gubernamentales aplicadas en el territorio
limítrofe venezolano sustentadas en el conflicto bilateral, certificaron que
nunca hubo un plan alterno para construir la publicitada nueva frontera
bolivariana y, entretelones rojos, se observó un contrastante juego
geo-geoestratégico pulverizador de la arrogante e irresponsable postura de los
funcionarios venezolanos.
Alejados de las fronteras
en cuestión, Puerto Ordaz fue el lugar elegido, se concertó el encuentro de los
presidentes de ambos países para abordar una salida al embrollo binacional. El
presidente colombiano Juan Manuel Santos anunció la (re) apertura de la frontera
en forma ordenada y gradual que, unilateral, brusca y arbitrariamente decidió cerrar
su homólogo venezolano en 2015. El lugar, la escena y la resolución acordada han
generado múltiples lecturas y variadas interpretaciones; subrayó el desmontaje de
los argumentos utilizados por las autoridades venezolanos para justificar la
inesperada medida.
En la escena local,
abarrotada por desesperados venezolanos deseosos de cruzar la raya para comprar
productos alimenticios y medicinas, un grupo musical compuesto por militares
colombianos recibió a la gente al son de popular canción la Pollera Colorá. No es
un dato curioso o una anécdota más en este dislate fronterizo. Tal vez habrá
que observar este acto como una complementaria simbología contrastante con las
terroríficas y humillantes escenas de hace un año. La música también cumple su
rol geopolítico.
Pasada la euforia, surge
la pesadumbre, aparecen las restricciones y probablemente vendrán otras
complicaciones.
El acuerdo binacional dejó
grandes insatisfacciones y escasas certezas. Salvo el positivo restablecimiento
parcial y gradual de los intercambios fronterizos no se anunciaron políticas
binacionales que permitan visualizar el aprovechamiento productivo de los
territorios limítrofes ni el mejoramiento del bienestar ciudadano. Los puntos
suplementarios conforman una lista de ambiguas intenciones, expresados en se
creará un centro binacional, se trabajará en un comité técnico, se creará una
mesa técnica…, pura retórica. La confusa tarjeta de control migratorio para el
tránsito en los municipios colindantes, ha generado gran malestar y una
disparatada polémica al no establecerse con claridad su utilidad o momentánea
pertinencia.
Este documento
administrativo no es novedoso, se ha implementado en otros ámbitos fronterizos
de Latinoamérica. Brasil y Argentina lo incluyeron en el Acuerdo sobre
Localidades Fronterizas Vinculadas en 2009, un concertado instrumento concebido
para contribuir a la integración entre las comunidades de fronteras y mejorar
su calidad de vida, proponiendo entre otros aspectos, áreas de cooperación en materia de salud,
educación, con especial mención a la enseñanza de la geografía y la historia en
una perspectiva regional e integradora; igualmente asumiendo planes de
desarrollo urbano conjunto en localidades donde sea posible o conveniente.
En 2010 Venezuela y Brasil
concertaron un acuerdo similar denominado Ley Aprobatoria entre ambos gobiernos
sobre localidades fronterizas vinculadas para las localidades de Santa Elena de
Uairen y Pacaraima, incorporando la Cédula Vecinal Fronteriza; sin embargo, no
hay información sobre la efectividad de esta medida en el ámbito geográfico
señalado. En 2015 Bolivia, en convenio bilateral, implementó la Tarjeta Vecinal
fronteriza en comunidades aledañas con Brasil y un año después se aplicó en las
localidades fronterizas con Argentina.
En los ámbitos fronterizos
de Venezuela y Colombia el documento exigido para la movilidad local ha
generado suspicacias sobre todo en el contexto acordado, sin evaluar su
eficacia en espacios caracterizados por intensas movilidades e intercambios geo-culturales
de emergentes identidades inter-fronterizas.
Reabierta parcialmente la
frontera este y otros aspectos relacionados con la gestión territorial a escala
nacional y binacional deberían abordarse en abierto debate con especial
participación de los actores locales (públicos y privados)y sin los prejuicios
nacionalistas y patrioteros que han dominado los escenarios binacionales sobre el
complejo drama fronterizo. (@mariovalerom)
Publicado en Diario La Nación.
Táchira-Venezuela. 18/08/2016
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